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El azúcar es una potente droga y puede generar dependencias severas. Los gigantes alimentarios lo saben. Por eso, emplean azúcar, grasas y potenciadores del sabor para seducir al consumidor y maximizar sus ganancias. La consecuencia: cada vez más personas en todo el mundo sufren obesidad o sobrepeso. Además, enfermedades como diabetes o dolencias cardiovasculares están ya a la orden del día. ¿Cómo se pueden cambiar o eliminar esas estrategias de la industria alimentaria?